Hoy en día somos cada vez más los que queremos entrarle al tema del emprendimiento. Pero ser la cabeza de una empresa implica, con el tiempo, integrar y conformar un equipo, y es ahí donde en ocasiones dejamos de lado aspectos ultra importantes, como tener una buena cultura organizacional. Si aún no sabes muy bien de qué te hablamos, ¡necesitas leer esto urgentemente!

Para irnos paso a pasito, es importante aclarar, ¿qué es la cultura organizacional?, ¿cómo se define?, y ¿cómo es la cultura organizacional de tu empresa? Tranqui que aquí somos expertos y nos fascina este tema. Te respondemos todo esto con lujo de detalles.

Iniciemos con que la cultura organizacional consiste en extraer el núcleo de la empresa; en otras palabras, la psicología de la organización… Ni idea aún ¿verdad? ¡No te preocupes! Ahí te va la versión desmenuzada: comienza desde los valores que rigen a tu empresa, su filosofía, visión, misión, hasta las cuestiones más cotidianas de la forma de trabajo como las relaciones entre los miembros de tu equipo, sus opiniones, el feedforward (no feedback, aquí nomás miramos para adelante) tanto hacia los compañeros como hacia la misma empresa.

El definir la cultura empresarial implica tomar en cuenta varios factores y al mismo tiempo tener la capacidad de unificarlos para poder ver el panorama completo.

Y tú, ¿sabes cómo es la cultura organizacional de tu empresa? Por si aún no la has identificado, te damos algunos tips para que puedas ir trabajando en ello:

  1. Filosofía: en este punto, debes preguntarte, ¿cuál es el sentido de tu empresa?, ¿cuál es el impacto que buscas más allá de las paredes que envuelven el espacio de trabajo?, o por decirlo más poético, ¿cuál es su esencia? ¡Importantísimo! Si aún no tienes clara esta idea, puede que tus objetivos no se encuentren del todo definidos. Aguas, ¡porque esto puede desviar el crecimiento del equipo y de la empresa como tal!
  • Valores: y no hablamos únicamente de los de la empresa. Aquí cuestiónate, ¿con qué valores debe contar la gente que forma parte de tu equipo?, ¿qué valores te representan?, ¿cuáles son los que quiero transmitir a mis clientes?, ¿qué valores les unen a quienes ahí colaboran?
  • Creencias: aquí no hablamos de un tema religioso, ojo. Pese a que suelen ser algo positivo, todo debe tener un balance cuando tratas con personas que no comparten las tuyas, o de lo contrario pueden limitar o entorpecer tu proceso de crecimiento y aprendizaje. Recuerda que como el gran líder que sabemos que eres, debes tener apertura a escuchar posturas diferentes y saber negociar con la contraparte. Entonces, ¿cómo transmites tus creencias?, ¿en qué cree tu equipo?
  • ADN: así como en los seres humanos se trata de la información que define, en las empresas es la información que deseas (o más bien, necesitas) que todos tengan; es decir, esas características, cualidades e ideales con que deben contar tus colaboradores. ¿Qué es indispensable que cada miembro del equipo tenga, en cuanto a esto?
  • Lo que les mueve: ¡aquí viene lo bueno! ¿Qué te mueve? Hablamos de aquello que te hace despertarte día con día para querer dar lo mejor de ti aun cuando la cosa se pone complicada.

Estos cinco puntos sin duda serán un parteaguas para comenzar a poner sobre la mesa y analizar cuál es la cultura organizacional de tu empresa, y si descubres que hay algo que restructurar, ¡¡adelante!!, no dudes en hacerlo, pues no sólo se trata de que suena muy bonito, sino que te permitirá, entre otras cosas, tener metas y objetivos conjuntos bien definidos, contar con una visión clara de hacia dónde quieres llegar y qué acciones tienes que implementar para lograrlo, al igual que eficientizar los procesos internos y tener una comunicación asertiva y eficaz entre todos los integrantes. En otras palabras, que todos jalen pa’l mismo lado, motivados, conscientes y comprometidos con la causa.

Para nada subestimes estas acciones. Por si fuera poco, te permitirán tener mayor fluidez al momento de comunicar las actividades de cada persona del equipo, así como impulsar la colaboración y el apoyo ante dudas y nuevos retos que se puedan presentar.

Lo que te queremos decir, como gente que emprendió y ahora expertos en estos temas, es: ¡no tengas miedo de cambiar para bien! Voltea a ver toda tu estructura; a veces las mejoras comienzan moviendo los ladrillos más grandes, sin importar que se puedan caer.

Ahora ya no hay pretextos para echar a andar tu empresa con una cultura organizacional de diez y gozar de todos los beneficios que esto implica. ¡Si te quedan más dudas contáctanos y nosotros te asesoramos!

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¿Alguna vez has escuchado del Ikigai? Esta palabra medio rara, medio otaku, es el factor que puede estar haciéndote falta para darle un rumbo más concreto a tus planes de vida, sentirte motivado y alcanzar tus metas lo cual se verá reflejado automáticamente en cómo manejas tus proyectos, negocios o empresas, en caso de tener o desear tener una (o varias).

Esto es como cuando viajas en avión y te indican qué hacer en caso de necesitar la máscara de oxígeno: primero debes ayudarte a ti mismo, para poder ayudar a los demás. Así que vamos por partes…

¿Qué es el Ikigai? Aquí te ponemos en contexto: este concepto proviene de la cultura japonesa, ésa que todos admiramos por su organización y éxito, ¿verdad que sí? Bueno, esto se puede traducir como “razón de ser” y se relaciona con una motivación, con tener un objetivo clarísimo. Para que nos entiendas, es ese motivo por el cual levantarte cada mañana (o tarde, no juzgamos las horas de sueño). Viene de las ganas de vivir de la gente nipona; en este país las personas viven más años que el promedio, así que no tenemos dudas de que su método funciona, pues el Ikigai es justo uno de los factores que les alientan a querer vivir más.

El punto es identificar en qué eres un crack, qué amas hacer realmente, cómo todo esto se acopla con lo que el mundo necesita y, obvio, cómo puedes generar ingresos con ello. Si ahora estás pensando “no lo sé, Rick, parece muy complicado combinar todo esto”, donde aquello que amas hacer y en lo que eres bueno es algo útil para la sociedad, y además te da dinero, lo sabemos, tal vez suena incluso utópico, pero te juramos que es posible encontrarlo. Además, imagínate el sentimiento de triunfador que te vas a cargar: ¡tu autoestima crece, pues le encuentras una justificación a tu existencia! Nos encanta esta parte.

Por el contrario, ¿te ha pasado que tu panorama se nubla y no tienes muy (o nada) claro qué quieres hacer de tu vida?, esto suele ocurrir cuando tus acciones no se alinean con tu razón de ser. Pero recuerda que aún hay mucho camino por recorrer, estás a tiempo de redireccionar y unificar tu vida con tu carrera profesional… acuérdate que los 40’s son los nuevos 30’s, éstos son los nuevos 20’s, y así (¡y no lo decimos nomás para echarte porras!).

Para esto, te dejamos unas preguntas que te pueden ayudar en esta misión, lanzando una mirada al presente, pasado y futuro:

  1. ¿Qué actividades te gusta realizar?: Ya sea llevándolas a cabo con mucha o poca gente, en equipo o solo; también toma en cuenta sobre qué temática (tipo tecnología, sociales, política, deportes, etcétera).
  2. ¿Qué disfrutabas hacer en tu infancia?: Ésta nos permite voltear a ver a cuando éramos pequeños, para recordar pasiones que teníamos ocultas y ni sabíamos, como las artes, el liderazgo, los números, y tal.
  3. ¿Qué quiero hacer en mi futuro?: Por último hay que ser súper sinceros con nosotros mismos quitándonos prejuicios y culpas del pasado, empezando a considerar lo que hemos vivido como aprendizajes y situaciones que nos trajeron hasta aquí. No importa si cambiamos el camino, el chiste es por fin encaminarnos a donde realmente nos vemos el día de mañana.

A pesar de ser el mismo concepto, es impresionante cómo el Ikigai es tan diferente para cada persona, adoptando un significado y valor totalmente distinto. Utilizarlo como filosofía de vida te llevará a sentirte motivado y a ver la vida con otros ojos; pero aplicarlo también como filosofía dentro de tu empresa, te permitirá conocer e impulsar las pasiones, motivaciones y sueños de tus colaboradores.

Afortunadamente muchas cosas han cambiado en las relaciones jerárquicas dentro de las empresas. ¿Ubicas la dualidad jefe-líder? Entonces sé un líder, impulsa a tus colaboradores a lograr sus metas, ¡te prometemos que tendrás gente más motivada, feliz y productiva, lo cual se reflejará en el ambiente interno y se proyectará hacia afuera!

Si bien la finalidad del Ikigai no es la felicidad como tal, ten por seguro que es una consecuencia inmediata. Ahora sí, ¿estás listo para encontrar tu Ikigai?

Si tienes más dudas sobre motivación para concretar tu proyecto, ya sea personal o de tus colaboradores, contáctanos. Con gusto te apoyamos.

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